Con cada
palabra
que brota
de esos
labios,
con cada
suspiro
que exhala
de su cuerpo,
con cada
mirada
que regalan
sus ojos
y cada
momento
que atropella
su ego.
La inevitable
duda
sinrazón
me carcome
por dentro.
Pero la llave
(sin) duda
abre la puerta,
caen telones
sabanas
sudor
y lamentos.
Brotan
momentos
miradas
arañazos
y ternuras.
Se persiguen
pensamientos.
Y el viento
se intoxica
de placer,
las agujas
del reloj
se buscan
entre si
pero ya
no marcan
el tiempo.
Y las cortesías
que transpiraban
pudor,
vuelan
por la ventana
del recuerdo.
Encendida
la última carta
vuelas
lejos,
se queda vacía
la cama
y se recoge
el juego.
Perecen
en ella
la llama
las fichas
y el tablero...
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